“A la música actual se le ha quedado pequeño el pentagrama”
Chefa Alonso estudió tres años de música en A Coruña siendo adolescente para más tarde trasladarse a Santiago de Compostela a estudiar medicina. Acabó la carrera en el año 80 coincidiendo con un pico de licenciados en medicina que hizo que ejercer se convirtiera en misión imposible. Incluso intentó hacer prácticas en la rama de psiquiatría que era la que más le interesaba pero aun ofreciendo su trabajo sin remuneración fue posible poder trabajar como médica. A la vez empezó a tocar el clarinete y a colaborar con un grupo de teatro. De esta forma se metió “en el lío de la música”.
Es doctora en improvisación libre y composición por la Universidad de Brunel (Londres, 2007) y ha publicado los libros: “Enseñanza y aprendizaje de la improvisación libre. Propuestas y reflexiones” (2014. Madrid, Editorial Alpuerto) e “Improvisación libre. La composición en movimiento” (2008. Editorial Dos Acordes). Además, la escuchamos en la Orquesta Carníval, una orquesta interdisciplinar que combina la música, la poesía y la danza y la Orquesta en Tránsito, también interdisciplinar y con un componente más escénico.
Tras una de las clases en el workshop que organiza Diàleg Obert junto con el Teatre El Musical nos sentamos en la cafetería del teatro para charlar con la artista que, como ella misma reconoce, “si no llega a ser por ese exceso de médicos, ahora sería seguramente psiquiatra”.
¿Qué tal la experiencia en el workshop?
Está siendo muy ameno y muy divertido trabajar con gente de diferentes disciplinas. Además, tenemos la mala costumbre de trabajar por separado cuando lo que más puede enriquecer el trabajo de todos es hacerlo en conjunto. He echado de menos más músicos pero me ha llamado mucho la atención la cantidad de experimentadores del mundo del arte de acción, de performers, que he encontrado en el grupo. Es algo que no he encontrado en otros sitios, es algo como especial de aquí de Valencia.
¿Es la primera vez que vienes a València?
Vine una vez a tocar pero fue muy fugaz así que podemos decir que sí que es la primera vez que estoy en la ciudad. He conocido este barrio (Cabanyal) que me gusta mucho, he tenido la oportunidad de dar algún paseo por la playa.
¿Y qué tal la experiencia?
Hombre yo soy de Coruña y claro esta playa me parece más sosa (ríe). Pero bueno es un gran lujo poder tener en la ciudad la cercanía del mar.
¿Es bueno para el artista ser nómada?
Esto creo va incluido en el pack de ser artista y más cuando te dedicas a la improvisación como yo. Es necesario moverse para tocar con gente diferente que no vive en tu ciudad. Salir al extranjero también te alimenta.
¿Hay algún lugar por el que es imprescindible que un artista pase?
En el caso de la improvisación, que es mi caso, creo que es muy importante pasar por Inglaterra, concretamente por Londres que es el lugar donde nació. También en Alemania hay una buena escena de improvisación. Ahora hay muchos sitios de Europa incluso fuera en lugares como Brasil o México.
Hablemos de sus libros, ¿qué diferencia hay entre la improvisación y la composición escrita?
Si concibes la composición como poner juntas cosas que tienen sentido se puede hacer de dos formas: con mucho tiempo poniendo las notas sobre un pentagrama o si eres un buen instrumentista lo puedes hacer en directo. Hay diferencias obvias por ejemplo, cuando estas componiendo en directo no puedes volver atrás, no puedes repensar, tienes que jugar con los errores y adaptarte a ellos. En la improvisación pasa todo en el mismo momento, estás delante del público que es parte del proceso de cocina para llegar a algo. Tiene más que ver con la música la composición improvisada que la escrita, una partitura no es música, la improvisación sí es música porque se trabaja con el sonido.
¿Se podría pasar una improvisación a partitura?
Como poder se podría pero ¿qué sentido tendría? En cualquier caso es muy difícil poner en un pentagrama la música experimental puesto que la escritura música ha evolucionado poco desde que se creó, a la música actual se le ha quedado pequeño el pentagrama. Habría que buscar una nueva anotación porque lo de las cinco líneas y cuatro espacios no llega para contar todo lo que quieres contar.
¿Está entonces sobrevalorada la partitura?
Totalmente. La partitura nació porque empezó a complicarse la música que se tocaba empezó a alargarse y era muy difícil memorizarla. En las primeras partituras lo músicos improvisaban porque no pasaban de ser pequeñas notas. A eso hay que unir el respeto que se le tiene a lo escrito y el desprecio a lo oral y el resultado es la censura que hay hacia la improvisación en los conservatorios. El nombre lo dice todo, la enseñanza está basada en la partitura, cosa que para mí es un error, y luego en un repertorio que está muy pasado, del siglo XVIII y XIX. Se inculca a los alumnos que eso es la única música válida y hay un engaño. Se están creando músicos que sin partitura son incapaces de tocar nada.
¿Qué crees que hay detrás de esa censura en los conservatorios?
La falta de control. La improvisación habla de libertad, de creatividad y de comportamientos de educación social más de que de normas. Si desvinculamos la enseñanza de la música de la creación estamos perdiendo el alma de esa disciplina. En los conservatorios no se trabaja con la creación de hecho asesinan el espíritu creativo de los chavales, acaban con ello por la imposición de la forma que ellos han establecido que es la correcta. Los improvisadores no estamos en contra de la música barroca solo defendemos la improvisación como una herramienta que permite ser mejor músico.
Diriges grupos de improvisación ¿cómo lo haces?
Lo hacemos a través de un lenguaje de signos que pueden ser media docena o dos cientos signos. Los músicos aprenden estos gestos y a partir de ahí se dirige. Yo que me he dejado conducir antes de conducir por gente muy buena en este ámbito como Butch Morris, considerado el padre de esta disciplina, he aprendido sus señas que tiene muy trabajadas con los músicos. Como siempre me gusta ir un poco más allá me he inventado postales sonoras o con estructuras que son piezas que tienen improvisación pero que tienen también una estructura. Ahora también utilizo textos, poesías o narración para trabajar con las orquestas.
¿Se reconoce tu trabajo más fuera de España que aquí?
Es verdad pero también lo es que cada vez me llaman más para trabajar o dar cursos aquí en España. Este en El Musical es un ejemplo. Hay un poco más de interés pero en general fuera de las instituciones, en los conservatorios es dificilísimo meterse, consideran que esta disciplina no tiene nada que ver con ellos. NI la improvisación ni ninguna disciplina que tenga un componente escénico, piensan que no va con ellos. No se dan cuenta que los músicos son escénicos por obligación, tocan delante de la gente en un escenario.
¿Cuál es el proyecto al que más cariño le tienes?
Todos los proyectos son como hijos y los quieres igual a todos pero el que más me emociona es “Bailar el agua”. Llevamos casi 20 años trabajando con público con mucha discapacidad severa para que puedan disfrutar de un espectáculo artístico. Cuando termino algún trabajo dentro del proyecto me voy a casa siempre contenta.